viernes, 30 de agosto de 2013

EL CAMINO DE LOS ANIMALES MUERTOS

El escandaloso olor a carne muerta, había despertado los instintos del  carroñero que cada vez se acércame más a su alimento. Era la tercera vuelta que daba el buitre desde las alturas,  vigilando al perro que no pudo escapar de su trágico destino y murió arrollado quedando en el asfalto de aquella indeseable carretera de sangre. Las aves de rapiña solo debían posarse en algún sitio seguro a las espera de una nueva víctima.

Ante la mirada ansiosa de los depredadores, caminaba sin rumbo un pequeño cachorro perdido desde hace varios días, era la  mascota de una niña, quien hasta el cansancio lloro su desaparición.  Desorientado y a paso lento, la muerte se anunciaba ante él,  con cada vehículo que pasaba  a toda velocidad y alcanzaba a rozar su deshidrato cuerpo. En ese momento, un pedazo de pan cayó en medio de la carretera desde la ventana de un bus lleno de pasajeros. El hambre pudo más que el peligro al que  se exponía, así que; sin pensarlo mucho camino hasta su comida.  Solo se escucho es crujir de sus huesos romperse y un agónico gemido de dolor, cuando un auto lo atropello. Era una pareja de jóvenes esposos quienes viajaban  a toda prisa   y no alcanzaron a ver  al animal – ¿Qué paso? – Grito la chica al sentir el  carro levantarse cuando pasaron encima del bulto – parece que mate a un perro, en esta vía abundan los animales muertos - fría mente respondió el esposo, que ni siquiera miro al retrovisor para darse cuenta de lo ocurrido. Con pena, la muchacha vio los últimos instantes del cachorro mientras palidecía  en la calzada – pobre perrito, lo mataste- con pesadumbres dijo la chica. – ¡! Por Dios mujer, es un perro!!  ¿Quién va a llorar por él?  Con ironía sentencio  el joven  inescrupuloso, mientras se alejaban de la autopista dejando servida la comida para los detestables pájaros come muertos.

Unos días después, mientras el cielo oscurecía y la noche sobrecogía las tinieblas del bosque que ornamentaban el ingreso al  camino de los animales muertos; el mismo joven tomaba la carretera a gran velocidad. En esta ocasiona viajaba solo. Parecía que mientras más se adentraba en el camino, más rápido conducía; pero fue en un segundo que su corazón se paralizo cuando alcanzo a ver el espectro de un perro en medio de la autopista, con un fuerte apretón al freno, logro detener el carro dejando una estela de humo saliendo de sus llantas. Cuando bajo, vio como el viento hacia desaparecer  aquella imagen fantasmal. Subió al vehículo y a toda prisa intento salir de la carretera maldita, sin embargo fue en  vano;  pues a pocos metros  y causa de los nervios, no pudo coger bien una curva y dando varias vueltas en campana cayo en medio del bosque.  Ensangrentado salió arrastrándose  hasta el pie de la carretera, tenía sus piernas fracturadas, así que con esfuerzo, logro alzar uno de sus brazos  para tratar de detener a un vehículo que venía a gran velocidad. Eran dos hermanos que conducían por la avenida y que sin darse cuenta arrastraron el cuerpo del infortunado joven varios metros, antes de pasarle las llantas por encima y matarlo en el acto – hermano parece que atropellaste a un perro- dijo el joven asustado  - tranquilo “ñaño” es un perro, ¿Quién va a llorar por él? -  la ironía y fatalidad del destino dejo a un hombre muerto en medio de la oscuridad. Solo al amanecer pudo escucharse la felicidad del carroñero, pues el camino dejaba una nueva víctima.

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