Aquella
mañana sus ojos se abrieron mucho antes que sonara el despertador. Aun
no se ponía el claro del día y salió de su habitación con la emoción que
causa las sorpresas. Con mucho cuidado bajo hasta la sala, tratando de
no despertar a sus padres. Al pie del ventanal descubrió enternecida a
un hermoso cachorro – labrador- dormido profundamente, en su collar una tarjeta y en ella una inscripción: - hace 17 años llegaste a alegrar nuestras vidas. Feliz cumpleaños Valeria, atte. Tus padres-
Valeria
tenía una peculiar afinidad con los animales. Cuando salía del colegio
pasaba por un refugio de mascotas donde ella los alimentaba y daba
cariño. Su emoción fue mayor cuando supo que su cachorro provenía del
mismo albergue. Sentada, viendo aquel noble animal, su mente divagaba
tratando de encontrar un nombre acorde para su fiel compañero, en ese
instante se escuchó una voz que dijo: - Espartaco, si estás pensando en un nombre ponle Espartaco- era
su padre que la estaba observando desde hace algún rato. La joven
altruista se abalanzo a él con un fuerte abrazo agradecida por la
sorpresa – ¿porque Espartaco?- pregunto Valeria. –
el perrito fue hallado en un botadero de basura a punto de morir sin
alimentos, aun asi; lucho por aferrarse a la vida y hoy está aquí
contigo. Espartaco fue un antiguo luchador romano que peleo por su vida y
la de los suyos- respondió el padre. Desde ese día Valeria y su
fiel amigo se unieron en una amistad de aquellas que no necesitaban
palabras para expresarse lo mucho que se querían.
Los
años hicieron que aquel tierno cachorro se convierta en un perro adulto
y fuerte digno de su nombre. Todos los días acompañaba a Valeria hasta
la universidad, y Solo cuando “Espartaco” veía que su amiga ingresaba,
solo entonces; el retornaba a la casa. Conocía muy bien el camino. Un
día se acercó a ellos un auto, eran amigos de la chica que
insistieron en llevarla a dar una vuelta antes de ir a clases, ella
accedió, sin embargo; “Espartaco” irrumpió con ensordecedores ladridos
hacia los jóvenes – tranquilo no va a pasar nada, regresa a casa- dijo
la chica acariciando el rostro del perro. Ella subió al auto y el
-can- corrió detrás del vehículo ladra dando desesperadamente. Valeria
sintió la angustia de su mascota y pidió detener el carro bajándose
inmediatamente. Cuando llego a la facultad se enteró que un grupo de
jóvenes habían sufrido un accidente de tránsito minutos antes y uno de
ellos había muerto.
Esa
noche Valeria no regreso a la hora normal a casa, lo que alarmo a sus
familiares e inquieto al perro. Fue un agudo sonido diciendo – ¡¡ auxilio¡¡- que
hizo salir a “Espartaco” a precipitada carrera a la calle, corrió sin
descanso guiándose por el grito desesperado de su amiga. Al llegar; vio
como un grupo de asaltantes que ultrajaba a Valeria; el perro se
abalanzó a ellos alejándolos del lugar – ¡déjalos Espartaco déjalos¡-
grito Valeria mientras el perro se adentró a un oscuro parque lleno de
maleza detrás de los delincuentes. Por un instante todo fue silencio, al
final; un disparo se oyó retumbar. De entre la oscuridad
salió caminando lentamente el perro. Su fuerza solo alcanzo hasta
llegar a los brazos de su amiga donde se desplomo y murió desangrado de
un tiro en el estómago. Valeria lloro la perdida de una
verdadera amistad. Ahora cada vez que se siente en peligro ve
el espíritu de su fiel compañero que guía su camino.